Refranero español

Este es el preciso momento en que la señora Glass se asomó para presenciar, no sin horror, cómo su curiosidad mataba al gato. El gato, de nombre Félix, con un cristal clavado en el pecho, la miraba como diciendo «esto no va a quedar así», pero así quedó, porque Félix era un gato español y no contaba con las dos vidas extra que sí tienen sus congéneres en el país que lo acoge. En el interior de ese antiguo edificio, que sé que quieres saberlo, no hay nada. Solo Félix, unos cristales y la mirada espantada de la señora Glass.

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