El niño del tiempo

Si hoy no me da tiempo a terminar el cuento,
le echaré la culpa al niño del reloj.
Eso voy a hacer.

Le echaré la culpa
por llevarse el tiempo
cargado a la espalda,
porque ya no puedo disponer de él.

Y si estos minutos, que tal vez son horas,
no puedo saberlo, no tengo reloj,
no son suficientes para hacer el cuento
que he empezado tarde,
aunque no sé cuánto,
yo ya tengo excusa:
junto con el tiempo, lo tengo pensado,
el niño no sabe, pobre criatura,
que carga a la espalda
una culpa mía que no quiero yo.

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