Suplantado

El mago me convirtió en bicicleta, luego él se metamorfoseó tomando mi forma y fue a mi cita. Yo había quedado con Maruchi, mi novia, en un lugar donde pudiéramos hablar tranquilos y, si fuera posible, besarnos algo y acariciarnos otro algo.
Y allí estaba yo, siendo bici, sirviendo de asiento al mago que besaba mis besos y abrazaba mis abrazos mientras susurraba palabras de amor a Maruchi. Entonces yo me puse a sonar el timbre. Pero ellos a lo suyo. Sólo una mujer, allá arriba, pareció darse cuenta de lo raro que era ese timbre tan triste y solísimo.
Compartir: