Aniversario

Nos estoy viendo despedirnos. Literalmente. Si desciendo unos pasos, puedo tocarnos y entender que no somos reales, sólo un recuerdo. La rueda trasera de su bicicleta estaba “casi” en lo que creíamos, ingenuamente, un sendero. Íbamos a besarnos cuando el latigazo del tentáculo nos sorprendió, recorriendo el trazado de tantas veces durante miles de años. A mí me lanzó a varios metros pero a él le aplastó y tuve que ver como se lo llevaba a la boca en el retroceso. Todos los amaneceres de San Juan bisiesto se despereza y busca comida. Exactamente donde y cuando estoy yo ahora.

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