No te fíes de los desconocidos

Nos habían dicho que no hablásemos con desconocidos y mucho menos aceptáramos sus regalos, ¿cómo resistirse? Los adultos olvidan que tenemos siete años, e incluso que ellos también los tuvieron, que nada parece amenazante y que todo es nuevo y maravilloso.

Además, no dijeron nada de semillas. Sí de caramelos, chucherías y del irse de la mano de alguien, pero la mujer de la capa sacó unas semillas de la cesta y nos dijo que no las comiéramos. Las plantamos, y de cada una de ellas salió una lápida con nuestro nombre: por fin podíamos elegir algo, ya éramos mayores.

Compartir: