Reconocimiento

Nos veo en todas partes, a todas horas. La bicicleta, la despedida, el beso que nunca fue, el tentáculo. Nos veo reflejados en el lago junto al sendero de aquel día, en el recuerdo de tus pupilas dilatadas, en la esfera de los relojes, en las pantallas de la nave y tras la ventana de los grandes almacenes de la infancia de tu madre.

Pero sobre todo veo nuestro reflejo sacando brillo a la hoja de mi paraguas con espada todas las noches antes de ir a dormir, todas desde aquel San Juan bisiesto en que dejé de ser humana.

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