La espera

–Es demasiado pronto. Faltan aún dos horas para que empiece la representación y me duele que estés tan pensativa. Miras al frente y no me ves, estás con tu labor, un punto, otro punto, y no terminas nunca, nunca, nunca. ¿A quién esperas, Penélope? Esperas a la gente y cuando te rodeen tantas espaldas y tantos brazos guardarás la lana y puede que te fundas, como sucede cuando ya no puedes más.

–Espero a que se siente alguien a tu lado para largarme de aquí –musita– Que te aguante otra. En buena hora me compré un cesto parlante.

Compartir: