Ernestina y Escolapia

Desde que sus padres, hermanos, abuelos, casi toda su mitad derecha y media provincia murieron en un trágico suceso tan desconcertante como misterioso para cualquiera con el poco juicio de investigarlo, Ernestina se quedó a cargo de la tía Escolapia que era su favorita, la dejaba bañarse sola en el mar y parecía siempre a punto de algo: sonreír, despeinarse, envejecer, levitar, desenfundar… También hacía enormes bizcochos esponjosos, croquetas y era la única capaz de volver a dormir a Cthulhu cada vez que la niña, con seis años y ningún miedo a la muerte o la locura, lo despertaba jugando.

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