Una vez al año, el día de su cumpleaños, bajábamos a la playa papá, mamá y yo (cuando nació Begoñita,[…]
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Una imagen. Cien palabras
Una vez al año, el día de su cumpleaños, bajábamos a la playa papá, mamá y yo (cuando nació Begoñita,[…]
Leer másRespecto a lo de la obsesión por su aspecto, él aseguraba que lo suyo no era vanidad. Le gustaba aparecer[…]
Leer másNos conocimos de una manera bien tonta: yo me reponía de una enfermedad de nombre impronunciable que, tras meses postrada[…]
Leer másEl hotel que abrí en Nápoles fue un fracaso. No gustó que en lugar de ascensor hubiera un cubo y[…]
Leer másLo llamaban pretecnología pero eran manualidades. Era como si, por hacerlas con la mano, la pega y las tijeras se[…]
Leer másAy, la chica de abajo que no paraba de toser se está enamorando de mí, cree que lo del cubo[…]
Leer másNos miró extrañada cuando nos vio a las dos sentadas, a unos pocos metros de su casa, pero enseguida se[…]
Leer másRecuerdo que la mañana del día que se me cayó el primer diente: llegué tarde a clase y sin haberme[…]
Leer másNos fuimos de pícnic con nuestros muñecos. Nos encantaba estar juntas y jugar, pasábamos las horas abstraídas imaginando, riendo, parloteando[…]
Leer másLa tonta de mi hermana pequeña dice que no se acuerda pero las dos mayores todavía podemos oler el humo[…]
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