(Para llenar la España vacía)
Si en cada mesa ya hay puesta una vela. ¿Para qué traes?
¿Qué romanticismo ni qué niño muerto?
En fin, a ver si llegan y os sentáis a cenar.
Ahora, a estarse firmes, que hay que dar buena impresión. Pensad que solo os van a ver los ojos. Y la estatura. Y las hechuras. Tú, mete tripa.
Como ya no quedaban trajes de penitentes, Filomena les ha plantado unas cortinas viejas, con agujeros en los ojos. Acrílicas. Que no se acerquen a las velas.
Para mí que tendría que haber una forma más sencilla de organizar una cita a ciegas.
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