—¡Mira, bruma!
—¡Qué misterio!
—¡Espectros del cementerio!
—¡Que son barcos!
—¡Cierto! ¡Cuántos!
—¿Alguno será pirata?
—¡Si hasta parecen de lata!
—¡Son las hordas de la muerte!
—¿Pero estás tonto, Vicente?
¡Son barquitas, barquichuelas!
—¿Y si son nuestras abuelas?
—¡Si no saben navegar!
—¿Eso piensas de verdad?
¡Que la mía es marinera!
—¡Anda ya, no me la cuelas!
—¡Que no te lo digo en broma!
—¿Es esa de la maroma?
—¡Esa misma! ¿Ya lo ves?
—Pues me quedo del revés.
¿Traerán algo de comer?
Porque yo ya tengo un hambre…
—Ten, fiambre. Come y calla.
Que es mejor que la morralla.
