Magia

Y así se dio cuenta. Los verdaderos magos eran aquellos niños. Con sus palabras, con sus gestos, con su complicidad, habían dado vida a aquellos barcos, los habían poblado de marineros sedientos de aventura, habían izado sus banderas y les habían dado lo que más ansiaban: un misterio. La bruma, surgida con una simple mirada, los rodeaba ahora. Y no sabían lo que escondía. ¿De qué eran capaces aquellos ojos? ¿Qué más podían conjurar aquellos labios? Ahora uno de los niños había levantado el brazo. Explicaba algo al compañero. Iba a bajarlo.

Se agarró al mástil y esperó lo peor.

Etiquetas: infancia, magia y sobrenatural, terror
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