Hermanos

Para Óscar ser hermano mayor, el primero en un ristra de seis, no era algo caído en suerte, era una vocación. Los cuidaba, los protegía de peligros reales o imaginarios. Pero su tarea principal era hacerles el mundo más fácil. Sobre todo a Aurelio, el tercero, el melancólico de la familia. Por eso, esa tarde en la orilla no paró de hablar hasta convencer a Aurelio de que los dos barquitos de papel que le había hecho con las hojas del examen de mates suspendido eran barcos de verdad, hasta que Aurelio sonriendo le dijo: Sí, los veo. Se van.

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