Ni pies ni cabeza

A Willie, el hijo del doctor Copeland en El corazón es un cazador solitario, lo tuvieron tres días en una celda colgado de los pies. Se le gangrenaron y se los cortaron. Cuando volvió a casa aún le dolían, pero lo peor era no saber dónde estaban. Todo el tiempo doliéndome los pies y yo sin saber dónde están. Nunca me los devolvieron. Poco tiempo después, en un lago cercano, uno de los gemelos Angler pescó la cabeza de Eneo Silvio Carrega, que había sido cortada de un golpe de cimitarra. El otro pescó un pez que devolvió al mar.

Compartir: