Nadie es una isla

Allá al fondo se ve tierra, es una pena que este bote salvavidas no tenga remos, es una pena que ninguno de los dos sepa nadar, porque tú me dijiste que tampoco sabías nadar, ¿no?
(…)
Si no me quieres hablar lo entiendo, pero vamos a estar juntos mucho tiempo, hasta que pase un barco o hasta que uno de los dos aprenda a nadar.
(…)
¿Cuánto vas a seguir echándome la culpa? Le podía haber pasado a cualquiera. A quién se le ocurre poner un tapón en el fondo del barco con un cartel de «no tocar», no me pude resistir.

Compartir: