Innovaciones

El entrenamiento consistía en llevar el melón hasta el cliente y hacerlo con la mayor velocidad posible a pesar de incidentes y demás trabas. La idea pretendía preparar, de este modo, a repartidores y repartidoras de la nueva tienda telefónica del barrio, en cuya publicidad se afirmaba (con una rotunda negación): No podrá tenerlo antes en casa.
Como propuesta de ventas no funcionó (parece ser que se anticipó a su tiempo), pero el entrenamiento sí caló entre los empleados quienes, sin pretenderlo, acabaron popularizando el juego. (Ellos, originalmente, lo hacían con una copia al natural de la cabeza del jefe.)
Etiquetas: humor
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