Leche con galletas

—Yo quiero el reloj de la cocina.

Sus padres lo miraron extrañados.

—¿Seguro que no quieres otra cosa? Mira por la casa…

—Me gusta al reloj.

—Pues para ti —concedieron.

Salió contento con el reloj a cuestas. Marcaba la hora en la que su abuela y él solían sentarse en las sillas de mimbre de la cocina a merendar.

—Cuéntame cosas de cuando tú eras pequeña, abuela.

Y su abuela enlazaba anécdota tras anécdota hasta que él terminaba el vaso de leche con galletas.

Hacía ya algún tiempo desde su última merienda juntos.

No pensaba ponerlo en hora nunca más.

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