A las tres y media

—Me lo esperaba distinto.
—Me vas a perdonar, pero no sabía cómo iba a ser, llámame raro.
—Ya me entiendes. Quería decir que no lo esperaba así. Me imaginaba algo más impresionante, mejor organizado.
—¿Fuegos artificiales? ¿Pantalla gigante?
—Cómo eres… Por ejemplo, el charco. Me esperaba un lago de fuego, mínimo.
—Andarán mal de presupuesto.
—Digo yo que si para una cosa así no echan el resto, qué nos queda. ¿Y por qué tiene que ser el fin del mundo a las tres y media?
—…
—¿Dónde está el caballo? ¿Y para ser un jinete del Apocalipsis no es muy pequeñito?

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