Ahora tienes que quedarte aquí

Ahora tienes que quedarte aquí. Así, quietito. El culete en el cuadro, esta pierna en el suelo, la otra en el pedal. Así, perfecto. No me eches las manitas, que no te puedes venir. Lo dice ella, lo siento. Tú te quedas aquí, nosotras nos vamos, y esta noche, cuando el cielo se abra y la nube vomite su rayo sobre tu coronilla, sentirás, muñeco, cómo entra el calambre y la bicicleta se encabrita. Te llevará lejos. De mí, sí. Pero también de ella. Ella te hizo muñeco. Yo puedo darte ruedas y un rayo. Ahora, aquí. Esta noche, lejos.

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