Vito Favero

Eligió ser Vito Favero. Lo del toro estuvo bien, sin duda, pero los nuevos tiempos exigen nuevos métodos así seas el padre de los dioses. Y en 1958 Favero habían estado superior. Un titán en los pastos del Tour. Con eso no podía haber francesa que se resistiera. Incluso la vieja Hera arregló el dobladillo y consiguió la bicicleta. Pero luego, en Saint-Tropez, la chica le parece más triste que vista desde el Olimpo. Y hace frío. Y ella ha traído al niño. Qué mierda, piensa Zeus, mientras añora sus pezuñas mágicas y el trasero cálido y duro de Europa.

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