La favorita

–Tú míralo. Mira el fuego. Aunque sea con los ojos entrecerrados.

–No puedo.

–¡Pero si es precioso!

–Así no vas a superarlo. Lo ha dicho el doctor. Tienes que enfrentarte a él. Tienes que mirarlo.

–Pero es que no puedo, de verdad.

–¿Así cómo te vas a curar de la arsonfobia?

–Lo que no entiendo es por qué tengo yo que curarme de la arsonfobia y no vosotras de lo de la piromanía. ¿Por qué solo me llevan a mí al doctor?

Las tres hermanas callan. Ya solo una sonríe.

Acaban de descubrir cuál de las tres es la favorita.

 

Etiquetas: infancia, recuerdos, relato
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