El padre de Jane Froman desapareció cuando ella tenía cinco años. Le dejó algunos recuerdos, un gran agujero y un tartamudeo que solo desaparecía cuando cantaba. Tenía una bella voz de contralto.
Gracias a esa voz se había hecho famosa. Recorría el país dando conciertos con la esperanza de que él viera alguno de los carteles de sus actuaciones y viniera a verla.
–Ven-vendrá.
Siempre llegaba antes, se marchaba la última y en las pausas esperaba en el teatro, tejiendo.
Su padre no vino.
Ella se quedó con el agujero, el tartamudeo y una gran colección de bufandas de punto.