«A ti no te toca, que estás gorda y contigo no podemos».
I ti ni ti tiqui…
Anda ahí y te estozoles, culifloja.
Ganas me dan de soltarte la mano y el pie y te estampes contra el suelo, so cursi.
«¡Ay, qué manos tan sudadas!».
Pues con estas manos sudadas te me vas a escurrir y te vas a romper la crisma.
Y luego a llorar.
Llorica.
«¡La gorda me ha hecho daño!»
Li guirdi michi diñi.
Le vas a hacer body shaming a tu abuela.
Fea.
Que se te está subiendo toda la sangre a la cabeza.
–¡Uy!
Etiquetas: amistad, humor, infancia, juegos, monólogo interior