¡No me soltéis!

–¡No me soltéis! ¡No me soltéis!
–Que no.
–Es que a Jette le sudan las manos.
–¡Mentira! A que te suelto.
Los gritos de las niñas se cuelan por la ventana.
–No, no.
Se asoma para decirles que dejen de armar tanto escándalo.
–Se te ven las bragas.
–A Anki se le ven las bragas.
–¿Y qué? Están limpias.
Se queda paralizada y muda. ¡Ese estúpido consejo que tantas veces repitió a su hija! “Tienes que llevar siempre las braguitas limpias. Imagínate que tienes un accidente”.
Pero toda la ropa se ensucia cuando te atropella un coche. Rompe a llorar.

Etiquetas: juegos, muerte, relato
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