Victoria

Sonaron las trompetas.

Ardieron los árboles, se secó la hierba.

Las bestias del mar se fundieron en océanos de lava.

Los ríos, hediondos, arrastraban deshechos, dolor y muerte amarga.

No brilló más el sol ni respondió al llanto una lumbre estrellada.

Pasamos a la acción: escudos, piedras, pértigas, carcasas de resistencia y esperanza. Se asustaron al vernos las langostas y los ángeles sulfúreos.

Ya habíamos llorado abismos para entonces, y así expulsamos el fuego y recuperamos la calma.

No teníamos fuerza los mayores pero sí los más jóvenes, que celebraron la victoria  lanzándose a jugar en nuestro valle de lágrimas.

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