Temporada de verano

Con la llegada del tren, todos tuvieron que adaptarse para contentar al turismo. Los comerciantes aprendieron a robar en veintisiete lenguas distintas, se sacó a los tullidos del granero para cobrar a dos piezas de cobre la fotografía y las novias concertadas aprendieron a escapar de un salto al paso de los automóviles. Pero la justicia… eso no se podía eliminar sin grave riesgo de anarquía. De manera que se optó por desnudar a los criminales como si fueran bañistas y se encargó un hilo finísimo de nilón que sustituyera a la soga. Para salvar el puente de los ahorcados.

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