¡Aprieta el paso!

Me da como una tristeza tontorrona ver a Inés y Yago alejarse, porque arrastran tras ellos muchas imágenes y muchas veces cien palabras. O puede que no. Quizás sea al revés. Quién sabe si las imágenes y las palabras no irán delante, y los dos pequeños están, en realidad, persiguiéndolas para quedarse con ellas. «Escucha, Yago», parece decir Inés, «ahí, al final del camino hay muchos cuentos y poemas y canciones. ¡Aprieta el paso!». Y Yago acelera y se da un poco de ímpetu con los bracitos porque no quiere perderse el espectáculo. Es más: quiere formar parte de él.

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