Los muchos senderos

Cuando con los binoculares veo a uno nuevo por el camino que sube a casa de mis padres saco la baraja y finjo estar haciendo un solitario para que me dejen tranquila. El hijo del boticario, un primo del alcalde, ¡hasta un viudo! Cada día viene alguien a pedir mi mano, los anoto todos aquí para que nos riamos juntos cuando vuelva mi novio, que encima el pobrecito se tuvo que ir por culpa de mi hermana.

─ ¡Pe, preguntan por ti!
─ ¡Dile que ahora no puedo, que está a punto de salirme! ¡Mañana!

Ahora a deshacer el solitario, qué fatiga.

 

Etiquetas: amor, relato
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