El bien y el mal

Lo veo todo porque soy Dios. Cenitalmente, por lo general. Ahora mismo estoy contemplando tantas barbaridades y en tantos lugares al mismo tiempo que me dan ganas de cagar sobre el hemisferio norte, exactamente en Andalucía.

Pero esta grandísima hija de puta está haciendo trampas al solitario y eso es lo que más me toca los cojones. ¿Por qué no le tiro un rayo y mando la mesa, a ella y a las cartas al quinto coño? Porque la cabrona tiene a su lado izquierdo, justo en el banco donde está sentada, un deflector convexo de doble cañón. Puta luciferiana.

 

Etiquetas: humor, magia y sobrenatural, primera persona
Compartir: