—¡Vamos, Linda! ¡Corre, Pedrito!
—Te dije que no les pusieras nombre. Luego querrás cochinillo.
—Igual podríamos usar solo a Pedrito… ¿Tú has visto a Linda? ¿Has visto qué carita? ¿Qué cosita?
—¿Cuál es cuál?
—Linda es la negra.
—De verdad que no te entiendo, Pedro. Pones tu nombre al cerdo más feo, el que estás dispuesto a sacrificar… Me haces cargar a mí con las maletas, con lo que pesan…
—Anda, tira, que ya las llevo yo. Cógelos tú. Con cuidado.
—¡Vamos, cerdos!
—Desde luego, no sé por qué me he casado contigo.
—Yo tampoco.
—Estás haciendo daño a Pedrito.
[ajax_load_more post_type=”post” posts_per_page=”20″ category__not_in=”1″ pause=”true” button_label=”Más historias” button_loading_label=”Cargando…”]
Etiquetas: diálogo