-¡Cielo santo!- proclamó Edmund desesperadamente.
-¡Escúcheme, señorita Rocklempire! Le estoy intentando decir que yo soy su verdadero prometido, convertido en porcino por culpa del rayo Cerdizador del alienígena del planeta Pigmalión 23 que ha tomado mi cuerpo! ¡Fíjese! ¡Mire en sus maletas y sabrá la verdad! Él, ¡él es el culpable de mi desidia! ¡Ah! ¡Ya sé! Tiraré de la cuerda de una manera muy exacta para hacer código morse y así no preste atención a mis chillidos de cerdo.
-Qué suerte, Edmund, hoy habrá bacon en el banquete de bodas- comentó alegre la señorita Rocklempire a su reluciente marido.
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Etiquetas: diálogo, humor