—Son trescientas sesenta y cinco sillas. Cada día avanzo una posición porque la perspectiva se transforma en la ventana. Puedo[…]
Leer másAutor: Sol
Guido Minuto
Me llamo Guido Minuto, como mis antepasados… hasta donde abarca la memoria. Ignoramos si el oficio determinó nuestro apellido o[…]
Leer másMissing
—Hola, señor abrigo. ¿Es el Centro de Prendas Desaparecidas? —No grite. Nos delatará. ¿Cómo supo…? —Busco un vestido negro de[…]
Leer másFuturo imperfecto
El mismo rumor de agua en el canal; el mismo frío tibio, preludio de primavera. La misma tierra fértil. El[…]
Leer másYago, asuntillo
Una, dos, y tres, la nana, nanita del sueño al revés. Una, dos y tres, papá cuenta cuentos del gato[…]
Leer másMademoiselle Lebois III
A Mademoiselle Lebois, maestra, cuyos últimos días fueron luminosos y serenos. Vengan a mí las sombras de poniente, los pájaros,[…]
Leer másOcho con timonel
—Oh, James, recuerdo bien aquellos tiempos. —Sí, Lord Hastings. —Veloces como rayos, curtidos por el viento y la humedad de[…]
Leer másCita
Verás una mujer tocada con sombrero, casquete de fino paño verde, casi gris. Hendida la cintura, largo el talle, envuelta[…]
Leer másMademoiselle Lebois II
Llegadas las últimas tardes de verano, cuando septiembre aflora, mademoiselle Lebois ofrecía en su casa clases voluntarias de “iniciación al[…]
Leer másMademoiselle Lebois
Éramos tan vulnerables, tan humanamente frágiles como el cristal del espejo en el que mademoiselle Lebois nos hacía mirarnos cada[…]
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