Cuando el padre de Amy le dijo: «Acompáñame al trabajo», ella se quejó. —Esta vez será distinto. Para que fuera[…]
Leer másAutor: Begoña Oro
Inefable
—No lo imaginaba así, la verdad —dice ella. —Yo tampoco. —Y mira que había oído hablar y había leído y…[…]
Leer másFIRST DATES
(Para llenar la España vacía) Si en cada mesa ya hay puesta una vela. ¿Para qué traes? ¿Qué romanticismo ni[…]
Leer másPedrito y Linda
—¡Vamos, Linda! ¡Corre, Pedrito! —Te dije que no les pusieras nombre. Luego querrás cochinillo. —Igual podríamos usar solo a Pedrito…[…]
Leer másUna imagen, cien gusanos
Para Inés Dime, niña, ¿de quién eres, toda vestida de rosa? Dime, niña, si encontraste ardillitas o babosas; si tocaste[…]
Leer másLa favorita
–Tú míralo. Mira el fuego. Aunque sea con los ojos entrecerrados. –No puedo. –¡Pero si es precioso! –Así no vas[…]
Leer másEl desahucio de la belleza
Tendrás que creerme porque con esta niebla, imposible verlo. Pero te lo digo como es. Ahí, a la izquierda, está[…]
Leer másInstrucciones para un solitario
Se hace un niño. Se le deja al socaire junto a una fuente de croquetas, un vaso de agua y[…]
Leer másAntes que el pésame
Qué voy a confiar en los péndulos, las artes mágicas, las médium psíquicas… Cómo creer su cháchara, yo, tan escéptica,[…]
Leer másJuegos de la edad temprana
No me canso de pasar a través de ti, de tu caricia a trompicones, del cricricrí. La forma en que[…]
Leer más