Reflejo

En contadas ocasiones podían subir al dormitorio de la primera planta.

Solían fingir que dormían y esperaban a que todo el mundo se retirase. Sólo entonces podían comenzar a subir las escaleras.

Lo hacían siempre despacio, bien pegadas a la pared o al pasamanos, intentando no hacer crujir los escalones, conteniendo la respiración y pendientes de todos los sonidos de la casa.
Una vez en la planta de arriba, se asomaban despacio y buscaban tímidamente su imagen en el espejo. Al cabo de un rato de mirarse entre ellas, sonreían.

Siempre estaba de buen humor, el espectro de su hermana.

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