De luces y cuentos

El sexto aniversario papá me regaló un libro de cuentos y una alfombra.

Su voz lectora convertía aquella estera gruesa en un tapiz volador desde el que espiar a sultanes y princesas orientales. El olor de las especias flotando por la cocina ahondaba en el hechizo de un lugar exótico y misterioso. Entonces papá, mediante un mecanismo de espejos y luces, proyectaba la imagen. A veces, él lloraba sin lágrimas por la esposa muerta. Yo entendí largo tiempo después que la piel de una madre en nada se asemeja al tacto de un biombo entelado de besos, ausencia y terciopelo.

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