Como si fuera suficiente con la descripción: niña de diez años, ojos y cabello oscuros, aproximadamente un metro treinta y cinco de altura; llevaba un vestido blanco, pero es posible que vaya vestida de mendiga, Responde a las iniciales de A. L., pero la verdad es que casi nunca responde a su nombre.
La culpa es mía, me dijo, me repitió que el libro era aburrido, que no tenía dibujos, que le hiciera más caso, pero cómo hacerle entender que no todo en la vida es diversión y fantasía, cómo hacerle ver que los conejos no hablan ni tienen prisa.
