Viajes

En mi primera juventud, la que pasé en Inglaterra en los años 20, había una máquina del tiempo debajo de la plaza del pueblo. Muy pocos conocíamos el mecanismo y hoy casi todos estamos muertos o atrapados en otras épocas (algunos las dos cosas). El funcionamiento era tan sencillo que apuesto que algún que otro incauto viajó al pasado o al futuro sin querer: simplemente tenías que entrar, volver a salir por la entrada como si acabaras de cambiar de opinión, acceder a la plaza por las escaleras, rodearla y volver a entrar, ahora sí, por la puerta de salida.

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