Robertito

Para nosotros no era importante que Robertito fuera un lumbreras y todos los años acabara recitando la poesía a la Virgen en el mes de las flores representando al alumnado del colegio.
Tampoco nos resultaba especialmente fascinante que Piluca viajara tanto y no tuviera suficientes dedos en las manos para contar los países a los que había ido con sus padres y nos hablara de tal o cual monumento.
Ni siquiera era un tema de conversación habitual que Luisín fuera tan hábil escapándose cuando lo castigaban.
Lo verdaderamente asombroso era lo que podía mear de una sentada la pequeña Sandra.

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Etiquetas: infancia, nostalgia, relato
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