Mi madre volvió ayer de Pekín

—Mi madre volvió ayer de Pekín. Me habló del último nenuco de China.

—¿El último nenuco? Pues en casa tenemos un frasco.

—No, el nenuco era un castrado.

—¿Y eso qué es?

—Una gente de la ópera que canta muy alto. Los nenucos guardaban sus getinales en un tarro para que al morir los enterraran juntos y pudieran renacer enteros.

—¿Qué son «getinales»?

—No lo sé, pero él los perdió. Un amigo suyo los destruyó por culpa de Mao.

—Ah, la cerveza de papá.

—¿Y qué hay en el tarro?

—No lo sé. Estaba en la maleta de mi madre.

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Etiquetas: humor, infancia, relato
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