– Venga, Anita, que era sólo una broma.
Anita negaba con la cabeza.
– Eres una testaruda.
La escena se repetía desde hacía cinco años.
Anita sonrió recordando aquella primera tarde. Sus amigos decían que lo de la magia era mentira y se reían de ella, así que había decidido reunirlos en la roca para demostrarles, de una vez por todas, que estaban equivocados.
– Guardaré en este frasco la capacidad de crecer y seremos niños hasta que yo quiera.
Sus amigos llegaron a la vez, puntuales, como siempre. Estaban igual desde hacía cinco años. Anita sonrió maliciosamente: serían niños un año más.
[ajax_load_more post_type=”post” posts_per_page=”20″ category__not_in=”1″ pause=”true” button_label=”Más historias” button_loading_label=”Cargando…”]
Etiquetas: diálogo, infancia, magia y sobrenatural