Spaccanapoli

Llevaba mi cámara lista para capturar cualquier aspecto que llamara mi atención. Me encontraba recorriendo el casco antiguo de la ciudad; Spaccanapoli para ser preciso, cuando me detuve a contemplar la escena que ocurría en aquel vetusto edificio.

—¡Buongiorno Beatrice!, ¿está todo bien? -preguntaba el hombre del piso inferior.

—¡Ciao Matteo! -respondió ella-; se me ha caído una pantaleta mientras la tendía, pero un buen hombre que pasaba por la calle ya la ha puesto en la cubeta. Tendré que lavarla nuevamente.

—Cuando termine, baje; preparé café y aún tengo un poco de sfogliatella que me ha quedado de ayer.

Miguel Ángel Jiménez

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