El arrullo del televisor con la voz al mínimo la había ayudado a dormir, el estruendo del crujir metálico de un accidente la había despertado de la siesta.
Se asomo a la puerta de casa a ver. Reconoció en seguida el coche familiar hecho pedazos y supo que ellos iban dentro, pa y ma como ella los llamaba.
Al verla asomada una vecina corrio hacia su puerta. Queriendo huir entró de nuevo y apagó el televisor, ya sabía qué noticia fatal iban a dar los telediarios esa noche, no sabía que nada iba a ayudarla a dormir en mucho tiempo.
Andrés