La verdadera historia

No, eso es mentira.

La guerra ya llevaba un año cuando mandaron a mi padre de permiso para que se recuperase de sus heridas. Se convirtió entonces en mi padre, puesto que me engendraron durante esa breve estancia. Sí, mi madre es una de las dos enfermeras, la que se ve atrás. Mi padre es el hombre a su lado. Como al día siguiente se incorporaban al frente, pensaron que la visita al laberinto sería una buena distracción. Entraron siete soldados, salieron seis.

Mi padre no fue un desertor, simplemente se extravió. Y algún día, lo sé, encontrará la salida.

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