El último minotauro

Todos los monstruos míticos nacimos para ser derrotados sin provocar tristeza a nadie, nuestra única misión es alimentar la épica de los humanos. Por eso somos fieros, crueles y exigimos pruebas casi imposibles a los aspirantes a héroes. Alimentamos una farsa.

Los pobres soldados que vienen a capturarme se hacen acompañar por monjitas que, según ellos, atraen mi sed de sangre. No les quitaré la ilusión y cuando lleguen a mi encuentro los atacaré sin piedad pero sólo porque es mi deber. Lo que en realidad me gustaría es pastar tranquilo en un prado remoto y ver pasar los trenes.

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