Blanco y verde

–Atención: una enfermera por grupo. A la de tres, avanzamos. Una, dos, tres: ¡ahora!
Caminan despacio y muy juntos; ya tienen experiencia.
–No os quedéis atrás. Tenemos que progresar unidos. Unos pasos más.
– ¡Silencio! ¡Quietos!
De nuevo las voces. Y la tijera gigante comienza a sonar con chirridos silbantes sobre sus cabezas. Corren y se dispersan agazapados por aquel laberinto de setos blancos y verdes. El aire que desprende cada tijeretazo los hace temblar y retroceder.
–¡¡Vamos hasta la esquina sur, allí estaremos protegidos!!
Saben que si podan dos centímetros más, los encontrarán. En el próximo recorte, acabarán con ellos.

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