La vida es un camino

La vida es un camino, Inés; cómete la fresa

«La vida es un camino», me dijo. «A veces te encuentras una flor; a veces, una piedra.» Luego me habló de aquel monje que cayó por un precipicio huyendo de un tigre que quería comérselo, y en su caída se agarró al tallo enclenque de una planta. A los pies del abismo lo aguardaba otro tigre hambriento, en lo alto seguía el tigre primero —con la boca hecha agua—, y unos ratones roían alegres la raíz de la planta que lo sostenía. La muerte era cosa segura. En la planta había una fresa. El monje se la comió; estaba deliciosa.

 

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