Fotografía

Mientras paseábamos nuestra hija corría arriba y abajo. La tarde se había vuelto fría y el lugar era triste. Entonces la vimos: sentada en un poyo junto a los restos de un antiguo muro, había una vieja. Nos observaba sin disimulo con la mirada fija en la niña y sus correteos. Nuestra hija se detuvo y miró a la vieja. Pareció como si ambas estuvieran ajenas al resto del mundo, tan desafiantes, tan sintonizadas. Tan absortas que pensé que sería bueno hacer una foto e inmortalizar el momento. Entonces la vieja me miró y sonrió mientras yo hacía esta fotografía.

 

Compartir: