Con lo bien que estaba en mi último destino, T7¤¥9, y me trasladan a invadir la Tierra. Esto no tiene emoción. Se dejan embaucar a la primera; les encantan las conspiraciones y hay un grupúsculo que piensa que su planeta ¡es plano!
Y aquí estoy, viendo a un par de especímenes arrancar cosas del suelo y llevárselas a la nariz; con este sombrero ridículo y ropa que pica como silicato ardiente.
No tengo ganas de anexionarlos, no los soporto, qué pereza de terrícolas.
Margaritas, se llaman margaritas. Qué tacto tan suave, y huelen a… a… ¡achís! Ay, que me descompongo.