No se ha parado ni un momento

Pensó que pesaría más.
Cuando aquellas manos pequeñas la alzaron del suelo, estaba convencida de que ofrecería más resistencia;  pero, por un instante, se sintió flotar, hasta que volvió a notar la tenaza de la gravedad en las muñecas y los tobillos.
El primer impulso fue suave
Poco a poco aumentó la velocidad. Empezó a sentir cómo se le descolocaba la ropa, y una opresión en la boca del estómago. Como una pesada neblina en la cabeza.
Y quiso que todo parara.
Se plantó.
Y, con un sonoro “clac”, fue el mundo el que empezó a girar a su alrededor.
Etiquetas: infancia, magia y sobrenatural, relato
Compartir: