El niño de oro

Las niñas. ¡Cuánto las odio!

¿Por qué, Nicos?

Porque a ellas no las rapan como a nosotros, como si fuéramos unos piojosos.

Ya sabes cómo son… Míralas, cómo presumen en el espejo.

Es que no es justo.

¿Qué tienes? ¿Por qué lloras, Nicos?

Es que sin pelo mi madre no me verá cuando venga a buscarme. El día que me dejó aquí, yo era muy pequeño, pero recuerdo que me dijo que era su niño de oro, su rayo de sol. Ahora, ¿cómo me va a reconocer si no ve que soy rubio?

¿Todavía crees que…?

Sí. Vendrá a buscarme.

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